24.3.11

Lo único que conseguía ver a través de los ojos de aquel Sam que aún no había nacido era vacío, un vacío infinito que incluso asustaba.
Sin embargo, lograba ver un sin fin de emociones a través de aquel alma que aunque estuviera perdida, estaba junto a mí. Y volvía a darme rabia porque, una vez más, no podía elegir a quien yo quisiera.

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