4.7.12

Carta

Querido pasado:
He tardado mucho en escribirte esta carta, lo sé, pero te la he escrito. Y sí, yo también soy una cobarde, ¿sabes por qué? Por tardar tanto en pedirte perdón.
Sé que no fue justo y que fui una estúpida e ingrata, entre otras muchas cosas, por todo lo que hice. No voy a intentar justificarme con nada, porque lo que hice estuvo mal y se que con un lo siento no servirá para arreglar nada, aunque me duela en ese órgano musculoso al que tanto solemos hacer daño, pero quiero que sepas que ahora estoy aquí, intentando borrar esos momentos feos y poner en su lugar algo bonito, como un dragón o una sonrisa o... bueno mejor muchas carcajadas y muy sonoras.
No voy a estar triste, no, no por esto, no sirve de nada. En vez de eso, haré algo mucho mejor,te haré sonreír, ¿qué te parece? 
A mí, genial.



                                                                                  Mily y Kath, pero antes de ellas, Lorena.



24.12.11

Llovía en la noche o quizá más bien granizaba, no me fijé. Qué le vamos a hacer; es lo que solía decir Kath.
Sé que a ella le dan miedo las noches tormentosas y por eso se tiró casi toda la noche en vela. 

Cuando amaneció, la vi plácidamente dormida aunque esta vez no sonreía. Esta vez  la encontré con los surcos de unas lágrimas constantes. Intenté limpiárselas pero con tan mala suerte que me abofeteó (mera autodefensa) y a continuación se despertó sobresaltándose.
- ¿Te he hecho daño?¿Te duele?- Me preguntó.
- No, preciosa- sonreí. -Lo único que me duele es el alma de saber que no paraste de llorar y que no hice nada para impedirlo- pensé.


17.12.11

¿No tienes suficiente, verdad? No paras hasta que sientes que eres la dueña del aire que necesitan, buscando los medios necesarios para conseguirlo, sea como sea.
Das asco maldita zorra.

5.11.11

Sus voces estallaban sin cesar en su cabeza. Cada frase y cada palabra hiriente se repetía una y otra vez, desgarrando sin ninguna compasión todo lo bueno que ella contenía. Cada fallo se incrustaba más y más allí dónde todo duele mucho y no puedes remediar el echo de no parar de llorar.
Mily por un lado no paraba de decirle que dejara que el viento se lo llevara todo, que ya había pasado y que no era para tanto. Que solo fue un día malo...(Mily siempre ha mentido cuando Kath ha estado corrompida y por eso se que esta vez está mintiendo más que nunca)
Por otro, Kath solo le decía que saliera corriendo, que hiciera todas esas cosas que no debe hacer una persona cuando está mal, le decía que les odiase y mucho porque no tienen razón por muy mayores que sean. Que no sabían y que no querían escuchar, que solo se importaban a ellos mismos.
Con todos estos argumentos debo admitir que ella les odió, aunque solo fuera un poco.




-Lo que le falta a mi niña es cariño, ¿verdad?

31.10.11

Mily se volvió pastelera.

Todo comenzó cuando habló con Cupido. Le comentó todas las consecuencias que podía acarrear el volver a besarla, pero eso a ella no le importaba ya que era su anestesia y le hacía estar bien.
Lo único que Mily no soportaba eran esos momentos en los que sus mentes se entrelazaban y se preparaban media hora antes para ese maldito punto y aparte que traía consigo la ausencia. Solo quedaban un millón de suspiros y besos acumulados hasta la próxima vez.
¿Y qué hacía Mily mientras ella no estaba? Porque no quería llorar, ni desesperarse. Entonces lo que podía hacer era ahogar sus penas entre azúcar y limón.




(Ya fueron muchos los relojes que rompió solo para que el tiempo pasara más y más deprisa, porque la espera la consumía lentamente y ya con quedarte embelesada mirando al teclado y pensar en otra cosa que no fuera ella, no valía. Porque está en cada punto de su habitación, de su cama, de su mente e incluso de su cuerpo. Se dio cuenta del echo de que no podía separarse de ella ni un solo momento)

18.10.11

Miedo, tan "simple" como eso.

¿Has escuchado alguna vez la expresión: "tengo los huevos de corbata"?
Pues bien, si yo hoy fuera un tío, me estaría atragantando con ellos.
Que por qué, te preguntarás. Todo es a causa del miedo que tengo. Ese maldito miedo que se te enreda en el estómago y no te deja, ése que tanto conoces. 
Ni la velocidad del viento lo ha arrastrado a otro lugar, ni siquiera cuando he decidido pedalear más y más rápido para que me dejara. Únicamente me ha dejado en paz cuando me he dado cuenta de que el dolor de mis piernas era más agudo que el miedo. 
Y es que no puedo soportar la incertidumbre que me quiere acompañar día a día. El echo de no saber si el mañana aparecerá totalmente nublado y no hubiera más sol o que ni siquiera quisiera soñarte ni quererte.
Que estoy acojonada joder. MUY ACOJONADA.
Que lo único que quiero es que el resultado de tú+yo sea un de por vida elevado a infinito más uno.
Que te quiero Laura Carrillo. T-E--Q-U-I-E-R-O.
Pero es ese miedo lo que me paraliza muchas veces.