26.12.10

Iethan desenfundó su espada y con ella protegió hasta la más pequeñas de las criaturas de aquel reino lejano.
Iba de aquí allá, de día y de noche y no le importó el hecho de que la luna no le acompañara cuando más lo necesitaba, tenía aquel colgante lleno de valía y esperanza. Nunca se echó atrás.

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