21.12.10

Aquellos ojos verdes


Seguía siendo de noche. Una noche cerrada y fría.
Salí a la terraza una vez más para comprobar cómo estaban mis estrellas, y vi un bulto oscuro al lado de la barandilla. Me quedé paralizada y sin saber bien qué hacer. Observé que, fuera lo que fuese, estaba vivo y tenía una respiración muy tranquila.  Extrañamente no sentía miedo ni ganas de huir, solo quería acercarme.
Escuché un crujido a mi espalda y me giré con el corazón acelerado. Todo transcurrió muy deprisa, pero pude ver que alguien se acercaba a mí a toda velocidad, envuelto en sombras sosteniendo algo entre sus manos. Recuerdo un golpe seco y sordo en mi cabeza, luego, el sonido de dos seres peleando y más tarde, silencio.
No sé cuánto tiempo estuve inconsciente, pero me desperté en mi habitación. No abrí los ojos hasta que sentí que todo estaba en calma. Me di la vuelta en la cama y pude ver que alguien había arrancado algunas estrellas luminiscentes que tengo pegadas en la pared y las había colocado en el suelo a modo de caminito. No muy convencida lo recorrí, pasando por casi todas las estancias del piso de abajo. Me paré justo enfrente de la puerta de la biblioteca, que estaba entreabierta. Me empezaron a sudar las manos como nunca, el pulso se me aceleró y sentí una fuerte presión en la cabeza.
Tardé 5 larguísimos minutos en decidir qué hacer, porque si abría la puerta, seguro que me encontraría alguien allí y no sabía que intenciones tendría sobre mí. Además, no llevaba nada para defenderme. Pero si me volvía para atrás, quizá, lo que me esperaba en la biblioteca, vendría a por mí.
Creo que en ese momento, hice lo mejor que pude. Entrar en la estancia llena de estanterías repletas de todo tipo de libros.
A mi derecha estaba mi sillón gigantesco y cómodo donde me tiraba tardes enteras leyendo. A su lado se encontraba una lámpara roja que me iluminaba cada párrafo por donde pasaban mis ojos.
Y justo al lado de la ventana, estaba el escritorio con su silla correspondiente. No había nadie y por ello pude respirar más tranquila.
Me acerqué a la ventana, y de camino encontré una nota encima del escritorio. Decía:
Vuelve junto a Mily.

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