4.10.10

tu macabra mirada

Descubrí. Sentí. Añoré. Susurré. Soñé. Lloré. 
Todo por un mundo extraño, donde habita todo tu ser. En donde nunca llegué a descubrirlo todo y menos aun, comprender lo que ya sabía.
El miedo recorría mis entrañas cada vez que me adentraba allí, pero también me gustaba contemplar aquel enmarañado lugar, porque nunca necesité un mapa para seguir adelante. 
A medida que iba transcurriendo el tiempo, sentía que se estaba convirtiendo en necesidad  el ir allí, el sentir tu perfume en el aire. 
Llegó el día en el que te apareciste ante mí y me di cuenta de que eras mi llave, con la cual podría abrir cualquier recoveco que tuviera cerradura, con la que, fuera a dónde fuera, me sentiría segura.

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