29.5.11


10 caprichos, 9 sonrisas, muchas curiosidades, infinito cariño.

Fueron momentos realmente buenos, realmente felices en los que lo único que le importaba, era verle después de las clases, allí sentado en su sitio preferido del sofá.
Él fue quién le enseñó a ser curiosa en la vida, le enseñó que lo más grande se encuentra en las cosas más pequeñas. Fue Él quien le dijo que hay que luchar por lo que se quiere, costase lo que costase. Y que se puede dar infinito cariño a las personas.
Supo darle 10 caprichos a los que ella correspondió con 9 sonrisas.

Unos días antes de que la catástrofe se cerniera sobre la pequeña Luna, ésta ya sabía lo que iba a ocurrir. Pero era demasiado pequeña para aceptarlo, era demasiado pequeña para comprender por qué se iba y por qué no podía decirle ni tan siquiera un Adiós. 
El día anterior a todo, Luna le confesó sus miedos a su mejor amiga, a Iris, su gatita gris con un ojos lila y otro marrón.
Iris no se separó de Luna en ningún momento mientras le contaba que sería una noche verdaderamente larga para esperar lo peor. Estuvo junto a ella mientras lloraba las mil lágrimas que le correspondían a la noche anterior a todo.
Las horas pasaron pesadamente para todos, incluso para la portadora de malas noticias, la que fue directamente a ver a Luna y decirle que todo había terminado para Él. 
Ya no habría más caprichos, ni sonrisas, ni cariño que pudieran equivaler a Él. Todo terminó ahí.

Una noche, larga espera, una portadora de malas noticias, un millón de lágrimas, ningún Adiós.




                           Te querré, no por siempre, sino toda mi vida.

No hay comentarios: